Los astrónomos han descubierto por primera vez un vínculo directo entre las supernovas y la formación de los objetos más compactos del Universo: los agujeros negros y las estrellas de neutrones. Los resultados del estudio se publican en las revistas Nature y Astrophysical Journal Letters.
Dos equipos de científicos realizaron observaciones con el VLT (Very Large Telescope) del Observatorio Europeo Austral y el NTT (New Technology Telescope). Pudieron rastrear las secuelas del estallido de una supernova en una galaxia vecina y detectar un objeto que quedó tras la explosión.
La supernova SN 2022jli se originó en el brazo espiral de la galaxia vecina NGC 157, situada a 75 millones de años luz. Normalmente, tras la explosión, el brillo de las supernovas se desvanece gradualmente, pero en este caso, los científicos descubrieron que la curva de luz no disminuía suavemente, sino que realizaba oscilaciones con un periodo de unos 12 días.